La profunda movilización social en Francia ha entrado en una fase crítica. La unanimidad contra la extensión en dos años de la edad de jubilación, contra la ampliación del cómputo hasta 43 años para evitar la penalización en las pensiones y la liquidación de regímenes especiales de jubilación en sectores como energía, ferrocarriles y metro, sigue firme. Sin embargo esta cohesión no es suficiente. Las luchas han puesto sobre el tapete una cuestión central. El gobierno ha demostrado que no cederá. Por lo tanto de nada valen atajos legales o maniobras parlamentarias. La única salida es la caída del gobierno Macron. Esto es precisamente lo que tanto la izquierda parlamentaria como las burocracias sindicales pretenden evitar para preservar la estabilidad política del capital.
Leer más