Las elecciones municipales y autonómicas el 28 de mayo en España son un arrollador triunfo del Partido Popular. El giro a la derecha del PP, en parte para frenar el crecimiento de su mozo de espadas a la derecha, Vox, ha dado fruto. Ha conseguido una fuerte movilización de sus seguidores en toda España quitando al PSOE virtualmente todos sus dominios territoriales, algunos tan importantes como la autonomía valenciana gobernada en coalición. También cayeron reductos tradicionales del PSOE como el ayuntamiento de Sevilla, tras sólo dos años de gobierno Popular en Andalucía. Treinta años de tradición socialista de la autonomía más poblada del país, con sus secuelas de corrupción y nepotismo, se han convertido en una losa para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Éste ha perdido seis de las ocho autonomías que gobernaba contando Valencia junto con Aragón, Baleares, Extremadura, La Rioja, y Canarias. Una hemorragia imparable.
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