En las elecciones al Parlamento Europeo participan un conjunto de organizaciones de izquierda de distintos matices. El dirigente de Anticapitalistas, Miguel Urban, reivindica “las cosas que se pueden hacer en favor de los intereses ecologistas”, desde dicho parlamento. Anticapitalistas es parte de la corriente en España del Secretariado de la Cuarta Internacional, como el NPA en Francia, que está ahora subsumido en la Francia Insumisa de Melenchon. Anticapitalistas, de todos modos ha renunciado a participar, debido a una fuerte crisis interna, luego de su larga alianza con Podemos
Sí participa la Corriente Revolucionaria de los Trabajadores y Trabajadoras (CRT), ligada al PTS de Argentina. No logró, sin embargo, lanzar una candidatura única con Anticapitalistas. Anticapitalistas apoya sin remilgos la guerra de la Otan contra Rusia, bajo el pretexto de la autodeterminación nacional de Ucrania. Para la CRT es, sin embargo, una corriente “antimilitarista, antiimperialista y socialista”. Con esa caracterización le propuso “Una candidatura unitaria contra el militarismo, el auge de la extrema derecha y las falsas promesas neorreformistas”. Pero el apoyo a la guerra de Zelensky en Ucrania, armada y dirigida por la Otan, convierte a ese planteo en una estafa.
Con más precisión, digamos que la CRT va a las elecciones del parlamento europeo defendiendo su consigna de Ni OTAN NI PUTIN, que es en realidad la defensa de la independencia nacional de Ucrania bajo su burguesía corrupta. Por lo tanto apoya la vía de su integración a la Unión Europea y a la propia OTAN, es decir el proceso en curso, por más palabras que ponga. De hecho eso es desvirtuar que la Unión Europea como tal es un bloque militar reaccionario que desarrolla, en el marco de la Otan, una guerra imperialista. El parlamento europeo es una ficción, pues carece del atributo de presentar proyectos de leyes – sólo debate los que envía la Comisión Europea, cuya política corriente se encuentra fuera de cualquier control parlamentario. La UE fue construida como entidad supra nacional para enfrentar a la ex Unión Soviética y, luego de la disolución de ésta, para poner a Rusia bajo la órbita del imperialismo mundial.
El anuncio de la CRT generó una respuesta favorable de Corriente Roja (CR) perteneciente a la corriente internacional de la LIT-CI. Esta última admite que los separa una divergencia sobre la naturaleza del apoyo a la guerra de las OTAN contra Rusia en Ucrania, que en el caso de la LIT es más agresivo y descarado que en el caso de la CRT. El llamado de la CRT “contra el auge de la extrema derecha” es, en este caso vicioso, porque la vanguardia de la guerra en Europa la forman las agrupaciones tradicionales de la burguesía – el llamado Partido Popular y la Socialdemocracia y el Ecologismo. La fascista italiana Giorgia Meloni no respaldó la decisión de Biden-Macrón-Scholz de autorizar a Zelensky bombardear el territorio de Rusia con armas y asesoramiento de la Otan. La Izquierda Revolucionaria Anticapitalista (IZAR) de España no ha reunido las condiciones para presentarse a los comicios, pero apoya al NPA francés, uno de los sectores más agresivos en apoyar la guerra contra Rusia, que no es otra que la guerra de la Otan. ¿Por qué se opondría el NPA a la integración de Ucrania al bloque imperialista militarista de la UE, si apoya la pertenencia de Francia, su país, a esa mismo bloque, con el planteo de democratizarlo y darle un contenido “social”.
Al llamado electoral tampoco ha faltado la World Socialist Web Site (WSWS) que apunta al respecto que: “Las masas deben intervenir independientemente en las cuestiones políticas, romper el poder de los bancos y las corporaciones y ponerlos bajo control democrático. La UE debe ser abolida y sustituida por los Estados Unidos Socialistas de Europa.” Pero la abolición de la UE no se dará en el cuadro supraestatal de la misma UE, sino por revoluciones que comenzarán en los cuadros nacionales y desatarán una guerra civil en Europa. Los Estados Unidos Socialistas de Europa no será una sustitución de la UE, porque además sólo será tal desde el Atlántico al Pacífico, o sea con Rusia. El WSWS se diferencia del resto de la izquierda democratizante por su campaña contra la Otan, aunque dejando de lado el carácter opresor nacional del régimen de la oligarquía restauracionista de Rusia, que encabeza Putin.
Mientras tanto, la campaña para las elecciones al Parlamento Europeo que se harán en España el 9 de junio ha desatado la puja entre las fuerzas políticas en juego. Las encuestas de opinión indican que habrá un aumento de la representación de los partidos conservadores y liberales, con un auge significativo de la extrema derecha que aspira a convertirse en la bisagra de la gobernabilidad de la UE para la formación del ejecutivo, la Comisión Europea (CE). En España esto se reflejaría en una triunfo del Partido Popular en votos y escaños con más del 34% con el Partido Socialista Obrero Español en segundo lugar y Vox en el tercero superando a Sumar y Podemos. Por su parte el organismo público Centro de Investigaciones Sociales (CIS) da el triunfo al PSOE con entre el 32% y el 35% de los votos, cinco puntos por encima de lo que obtendría el PP.
Es significativa la progresiva adaptación de todas las corrientes políticas de la izquierda democratizante, como los casos de Podemos que se declaraba en sus inicios anti OTAN, o los engendros impulsados por Izquierda Unida como Sumar, al cuadro bélico que es la cuestión central de la política europea e internacional hoy. Por otro lado las corrientes que se declaran revolucionarias acaban inclinándose también hacia alguno de los lados en este frente de combate. La única posición de independencia de clase en este momento crítico es la confraternización de los ejércitos de Ucrania y Rusia. La tropa debe apuntar sus armas contra los gobiernos de ambos países porque sólo los procesos revolucionarios en ambas naciones puede abrir el camino de gobiernos obreros y el socialismo.