El beso no consentido de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), a la jugadora Jenni Hermoso ante el triunfo de la selección femenina española en el campeonato mundial provocó una ola de repudios que dejó los festejos en un segundo plano. La actitud de Rubiales no fue la única agresión contra una futbolista (trabajadora) sino que fue acompañada por toda la cúpula del fútbol español como se hizo evidente en la Asamblea de la RFEF donde repitió hasta 5 veces que no iba a dimitir ante el aplauso de la inmensa mayoría de los presentes incluyendo a algunas mujeres. A esta altura pocos se pueden sorprender de las maneras de Rubiales ni de los escándalos de todo tipo, muchos en la justicia, que ha protagonizado.
Como todos los dirigentes de las instituciones en torno al fútbol profesional está profundamente vinculado a los intereses de los inmensos capitales que manejan el negocio del fútbol para obtener de este espectáculo de masas beneficios colosales. Su apoyo a la Superliga para que se juegue en Arabia Saudita que supuso un pago de 240 millones de dólares que se ha repartido entre los clubes involucrados y diversos comisionistas es uno de estos hitos. De paso le ha lavado la cara a un régimen que mantiene a la población trabajadora en condiciones virtualmente de esclavitud, mediante un régimen político dictatorial con la eliminación física de opositores y la exclusión y sometimiento de la mujer. El dirigente ya se había ganado la oposición de la UEFA y la FIFA a sus manejos que perjudicaban los intereses de éstas.
Mientras tanto la actitud de Rubiales frente a Jenni Hermoso mostró la punta de un iceberg de la opresión hacia las mujeres trabajadoras no sólo en el fútbol sino en todos los ámbitos de la sociedad, mostró también que la casta mafiosa del fútbol en España está asociada al poder político sea del color que sea pero es ilustrativo que en el gobierno “más feminista de la historia” esta mafia siga manejando los negocios del fútbol y sigan las agresiones contra las trabajadoras, sigan creciendo de forma imparable las muertes de mujeres por más protocolos que se adopten. El incidente fue el escaparate mundial en el que se ha visto reflejada la condición de la mujer trabajadora de forma universal bajo su doble explotación capitalista. La inmensa repercusión del incidente se debe a este reflejo de la condición de la mujer bajo el dominio del capital.
Para los que afirman que atender a la lucha de las futbolistas es hacer el juego al poder perdiendo de vista los problemas acuciantes de los trabajadores, vale la pena recordar que las jugadoras del fútbol profesional están discriminadas salarialmente como el resto de las trabajadoras. En 2019 las jugadoras llevaron adelante una huelga victoriosa para obtener el reconocimiento de un salario mínimo de 1.200 euros. Es decir que no tenían garantizado lo que ganan muchas obreras fabriles. Ahora tienen un salario mínimo de 16.000 euros anuales a resultas de su lucha persistente. Pero además es negar que este episodio tiene la virtud de concentrar la condición de explotación de la mujer. Se trata precisamente de destacar en este incidente lo que tiene de universal respecto de la mujer trabajadora bajo el capitalismo.
En el otro extremo el movimiento feminista ha reducido el problema a una cuestión de genero con lo cual sume el problema en un callejón sin salida. Bajo el razonamiento que estamos ante una expresión más de la naturaleza patriarcal de la sociedad se la pretende feminizar a golpe de decretos cuando lo que permite la persistencia de los rasgos más retrógrados del pasado histórico es la propia estructura del capitalismo que preserva lo que está en su interés para deprimir el salario de los trabajadores. El sometimiento salarial de la mujer tiene el objetivo de deprimir la estructura salarial de todos los trabajadores, ya sean hombres o mujeres. La lucha de la mujer por su emancipación solo pisa el territorio de lo posible en la lucha contra el capitalismo, por su organización en un partido revolucionario por el gobierno de los trabajadores y el socialismo.
El papel del Gobierno
Ante el escándalo dentro y fuera de España y la posición de lucha de las trabajadoras del fútbol la lentitud y las negociaciones para limitar la crisis demuestran que el gobierno no está por llegar al fondo de la cuestión sino limitar los daños. El atropello contra la jugadora no es más que otro caso de violencia que se ejerce contra todas las trabajadoras, como ocurre con las camareras de piso, las de las ayudas a domicilio, las de Inditex, las pensionistas que cobran menos que los hombres… Por lo tanto no es un caso aislado, no es sólo Rubiales. Éste, luego de admitir falsamente su “error” y de presionar a la jugadora junto con otros directivos para que lo apoyara, arremetió contra ella culpabilizándola de lo sucedido. El dirigente, sin embargo, no hubiera cambiado rápidamente su posición sin haber recibido previamente el apoyo de toda la directiva de la Federación que lo aplaudió cuando se reafirmó como agresor.
La actitud del gobierno y de los partidos parlamentarios, pero fundamentalmente de la izquierda parlamentaria a la que le gusta sacarse fotos en las manifestaciones feministas y también de las dos centrales sindicales CCOO y UGT, ha mostrado claramente que están detrás de la defensa de los Rubiales, de los capitalistas del fútbol y del gran capital. Va en la línea de la ofensiva del gobierno contra los trabajadores que sufren la precariedad, la represión y la caída de su poder adquisitivo. Otro ejemplo, de los que hay muchos, es el juicio que enfrenta la compañera que hizo frente a la tanqueta en la represión de la huelga del metal de Cadiz en noviembre de 2021. El gobierno PSOE-UP que privatiza la sanidad, las pensiones, que rescata al capital y no duda en aumentar el presupuesto militar recortando en gastos sociales, necesita reforzar el aparato represivo para continuar su ofensiva contra los y las trabajadoras.
Las trabajadoras del fútbol se han declarado en huelga y no participarán en la selección española mientras siga Rubiales como presidente de la Federación. Esta decisión está en línea con las luchas salariales y por las condiciones de trabajo de las futbolistas. Estas han marcado un camino que recoge las tradiciones históricas de la clase obrera y obliga al resto de sus compañeras y compañeros a seguir su ejemplo solidarizándose con su lucha.