Las elecciones brasileñas han tenido un cierre muy particular – no una coreografía democrática sino golpista. El temor a una ‘trumpeada’ tropical llevó a los jefes de gobierno de las principales potencias a apartar por un momento la atención sobre la guerra en Ucrania, para apresurar el reconocimiento de Lula como presidente electo. Al momento de escribir esta nota, Bolsonaro no había reconocido la victoria de su adversario y anunciaba que lo haría por medio de un texto en preparación. En lugar de una retirada se espera una proclama de advertencia contra la acción del nuevo mandatario. La confrontación política de Bolsonaro se podría extender hasta la fecha de transmisión del mando – dos largos meses, y luego de esa fecha también.
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