El gobierno y los partidos del régimen, incluida su izquierda, tratan de circunscribir la crisis a la figura del emérito separándolo de la institución de la corona y del régimen del 78. Otros avanzan un poco más y hasta cuestionan de palabra a la monarquía, aunque sin apelar a la movilización independiente de las masas para derribarla. Es que todos tratan de rescatar la cuestión de fondo, el régimen parlamentario burgués surgido de la transición tras la muerte de Francisco Franco, el mentor de Juan Carlos I, con un monarca como árbitro de los intereses encontrados.
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