ACERCA DE LA PROPUESTA DE IZAR “POR UNA ALTERNATIVA ANTICAPITALISTA”

Izquierda Anticapitalista Revolucionaria (Izar) convocó el 8 de mayo en Andalucía una conferencia denominada “Encuentro andaluz por una alternativa anticapitalista basada en la movilización”. A esta conferencia remota asistieron diversas organizaciones, asociaciones, y sindicatos como Corriente Roja, Red Roja, CGT, SAT, COBAS,USTEA, entre otros. La convocatoria señalaba que era necesario “preparar las movilizaciones de mañana y visibilizar un programa de urgencia social fiel a los intereses de la clase trabajadora y la juventud y que se enfrente a los de las grandes fortunas”.

Las diversas organizaciones de la izquierda son conscientes de que existe una resistencia feroz dentro del movimiento obrero a las condiciones de trabajo impuestas bajo la pandemia del coronavirus. Pero su forma de intervenir en una crisis sin precedentes del capital se encuentra al margen de la cuestión determinante en este momento. La convocatoria de Izar ha pasado por alto que no se trata de preparar las movilizaciones de mañana, porque la lucha es hoy. Es hoy que los trabajadores combaten por su vida, se organizan y paran el trabajo cuando no existen condiciones de seguridad frente a la Covid-19.

La conferencia adoptó como propuesta que sea el decálogo enunciado por los sindicatos SAT, CGT, CNT, CO.BAS, y USTEA para el 1º de mayo el elemento programático detrás del cual se organice este frente. La decisión refleja la ausencia no sólo de una delimitación del gobierno y del reformismo, a la que varios intervinientes hicieron referencia, sino también de las cuestiones prácticas en las que hicieron hincapié la mayoría de los participantes. Es que el decálogo no contempla ningún punto sobre la situación que están padeciendo HOY los trabajadores como son el control sobre la denominada desescalada, los ERTE, despidos, estado de alarma, confinamiento, situación del personal sanitario y de las residencias para mayores, las condiciones en que se tiene que trabajar sin medidas sanitarias y protección adecuada, entre otras. La propuesta es un programa atemporal que podría servir para cualquier momento. En este sentido se acopla a la teoría de que la pandemia va camino de su superación, aceptando el discurso del capital de la “nueva normalidad” y en ese sentido plantean la movilización para “cuando esto acabe”. En el primer punto del Encuentro que era el debate programático la cuestión se saldó finalmente pasando por encima de lo esencial: la discusión sobre cuál es la situación concreta y sobre esa base cuál es el programa de intervención.

Las batallas contra la explotación giran en este momento en el contexto de la lucha contra la Covid-19. Es en el curso de la lucha contra la pandemia que los médicos y sanitarios del Sistema Público de Sanidad de Madrid estallan porque no se les quieren reconocer los días festivos trabajados en Semana Santa, o que los trabajadores de Euskadi salen a protestar por falta de medidas de protección en la sanidad y la industria. Izar y el resto de las organizaciones que concurrieron a la convocatoria se equivocan porque no existe un después de la pandemia en el que desarrollará una lucha contra el reparto del coste de la crisis. La Unión Europea, las patronales y los capitalistas de todo el mundo no van a esperar a que acabe la pandemia para descargar el coste del salvataje del capital sobre los trabajadores. Ya lo están haciendo. La denominada Nueva Normalidad que se pretende instaurar es la convivencia con la pandemia y la reanudación del trabajo a todos los niveles para evitar el derrumbe capitalista en curso, operación que se hace a costas de la salud de los trabajadores.

Lo que se pretende es preservar la salud del capital a costa de la vida de los trabajadores. La cuestión por lo tanto no es “visibilizar un programa de urgencia social fiel a los intereses de la clase trabajadora y de la juventud” sino de proponer un programa de combate frente a la pandemia y al derrumbe del capitalismo, por la preservación de la vida de los trabajadores. Y ese programa comienza por oponerse a una desescalada que no se haga bajo el control de los trabajadores, la única forma de preservar su vida. No se trata del programa que vamos a agitar cuando la pandemia haya pasado, porque la pandemia no pasará, está instalada a escala global por mucho tiempo. Se trata de con qué programa los trabajadores van a luchar por preservar su vida, sus condiciones de trabajo y su trabajo mismo, así como sus medios de vida, en las presentes condiciones excepcionales del derrumbe capitalista. Es sobre la base de un tal programa que las organizaciones de izquierda pueden contribuir a la consolidación de la organización de los trabajadores en su propia lucha, desde dentro del propio movimiento y no desde plataformas que no tienen en cuenta la situación concreta. Como estableciera la Primera Internacional como principio: La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos.

NUESTRA PROPUESTA DE PROGRAMA

  • No a los ERE, no a los ERTE, se deben mantener todos los puestos de trabajo cobrando el sueldo íntegro. Trabajo para todos. Reparto de las horas de trabajo sin afectar el sueldo. No a las horas extras.
  • Incorporación de todo el personal sanitario necesario con contratos indefinidos y SMI de 1200€, o superior según convenio. Todo el personal contratado como temporal debe pasar a fijo. Los servicios privatizados deben volver a ser de los hospitales públicos. Los puestos de trabajo deben pasar a las plantillas hospitalarias.
  • 6hs. de trabajo para todo el personal sanitario.
  • Tests masivos para verificar dónde, cuándo y si es posible la desescalada. Seguimiento de los casos positivos y control del contagio.
  • Que sean los trabajadores los que decidan en cada lugar de trabajo si éstos son esenciales y si se cumplen los protocolos sanitarios. Que se formen comités de control elegidas en asambleas.
  • Expropiación de las clínicas privadas para ponerlas bajo control del personal sanitario.
  • Expropiación de las residencias de mayores para ponerlas bajo control de los trabajadores y de sus usuarios (familiares a cargo). Investigación y castigo de los cargos políticos y las empresas responsables de las muertes.
  • Poner las viviendas desocupadas, hoteles y residencias a disposición de las personas sin hogar o con viviendas precarias.
  • Expropiación de la banca para ponerla bajo control de los trabajadores.
  • Nacionalización bajo control de los trabajadores de las industrias que cierren o despidan.
  • Poner la industria a disposición de las necesidades de la lucha contra el coronavirus para la fabricación de mascarillas, gel hidroalcóholico, respiradores, medicamentos y demás material sanitario. Los elementos de protección de la población deben ser gratuitos.
  • No pago de alquileres, hipotecas y servicios esenciales a los hogares de bajos recursos o sin recursos. Pago de la renta a los pequeños propietarios por el estado.
  • Control del precio de los alimentos por comités de trabajadores por barrios. Expropiación de la distribución privada y las grandes superficies. Precios justos para los pequeños productores.
  • Por un plan de lucha estatal, no más muertes inútiles. Defender la vida contra la voracidad del capital.

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