SUMAR, último acto en la caída del PCE

El Partido Comunista de España acelera su proceso de descomposición. La cadena de acontecimientos recientes que hacen evidente esta situación van desde la presentación por parte de la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz de su proyecto electoral SUMAR el 8 de julio, pasando por el XXI Congreso del Partido Comunista el 9 y 10 del mismo mes, y el 20 de julio con la gira de Díaz por Estados Unidos durante la cual declaró, tras su reunión con el Demócrata progresista, Bernie Sanders que conectó con él en la misma medida en la que lo hizo, en su momento, con el Papa, por tener también con ambos “agendas comunes”. No aclara si se refiere respectivamente a la guerra en Ucrania y a la represión de la mujer.

SUMAR

Es relevante a este cuadro el hecho que el Congreso del PC fue postergado para hacer lugar a la presentación de SUMAR, lo que se añade al hecho de que Yolanda Díaz solicitó a los dirigentes de su partido que no se hicieran presentes en la convocatoria de la presentación. Tras la catástrofe electoral de Izquierda Unida en las elecciones autonómicas del 19 de junio en Andalucía el remedio que la Ministra de Trabajo y el PCE encontraron para remontar esta caída es la formación de SUMAR en cuya construcción han tenido buen cuidado de diluir cualquier contenido programático de izquierda. Su principal reclamo es la unión sin principios de “las izquierdas” parlamentarias.

Yolanda Diaz logró la asistencia de 5000 personas, según los medios, a su acto de lanzamiento con la presencia muy publicitada de personalidades del mundo de la cultura y con el apoyo del aparato estatal. Contrasta con los actos y movilizaciones no sólo de unas décadas atrás de PCE, sino más recientemente de Podemos como por ejemplo los 10.000 asistentes al acto en la Caja Mágica del 2015 o los 12.000 en Sevilla, y muchos otros por distintas ciudades. Hace unos meses atrás, en los actos por el centenario del PCE, según la prensa se congregó a 8.000 personas. Mientras tanto la ministra Díaz hace campaña con una visita a Estados Unidos para reunirse con funcionarios del Gobierno “progresista” de Biden como el Secretario de Trabajo Marty Walsh, con las estrellas emergentes del Partido Demócrata, y con el histórico Bernie Sanders. El hecho que Washington encabece la OTAN, y que la guerra en Ucrania desnude el papel del imperialismo yanqui la tienen sin cuidado. Ni que hablar de su afirmación de que tiene una “agenda común” con Bernie Sanders y con el Papa Francisco…

Díaz pretende construir un frente electoral aprovechando su presunto tirón. Pero esta supuesta aceptación pública no es más que un espejismo construido por los medios de comunicación a expensas de su sistemática capitulación ante los intereses de la CEOE, con la cooperación necesaria de los aparatos de CCOO y UGT, con quienes ha montado una reforma laboral que no es más que una actualización de la legislación antiobrera española en función de la crisis del capital desencadenada por la pandemia, y reforzada ahora por la guerra en Ucrania. Una reforma que ha venido a sustituir la consigna electoral de Unidas Podemos de la derogación de todas las reformas laborales perjudiciales para los trabajadores.

Está claro que los ideólogos del PCE han llegado a la conclusión de que para ganar votos hay que mimetizarse con el centro y la derecha, relegando cualquier apelación a los intereses de los trabajadores en aras de los supuestos intereses generales de la “ciudadanía”. Cuando es precisamente la adaptación a la derecha, la renuncia a combatir por los intereses de los trabajadores, a la participación activa en la lucha de clases, lo que echa en manos de la ultraderecha a los propios trabajadores desengañados por el papel que ha jugado Unidas Podemos en el Gobierno de Pedro Sánchez.

La lección de Cádiz

Basta recordar en este sentido que durante la masiva huelga del Metal en la Bahía de Cádiz en noviembre del año pasado, fueron las maniobras de la burocracia de CCOO y UGT en un acuerdo entre gallos y media noche que traicionó los objetivos de la huelga tras 15 días de lucha lo que logró levantar la huelga sin una sola asamblea obrera. Mientras tanto el papel destacado del gobierno de coalición fue el de ordenar la represión de las movilizaciones de los trabajadores mediante la policía nacional con la presencia de tanquetas en las barriadas obreras de la Bahía. Buena antesala para una elecciones en Andalucía.

La participación de Unidas Podemos en el gobierno del PSOE con el argumento de modificar o frenar la línea política socialista, y de dar la batalla contra un ala “neoliberal”, supuestamente encarnada por los ministros Nadia Calviño y José Luis Escrivá, fue en realidad una cobertura de “izquierda” para la aplicación de las reformas contra los trabajadores que en campaña electoral habían prometido derogar. No hay un ala neoliberal, hay un gobierno que ha trabajado día y noche contra los intereses de los trabajadores como pone de manifiesto la reforma de la ley de pensiones que refuerza la privatización del sistema público.

Izquierda Unida y el PCE tienen una larga trayectoria de participación en gobiernos en distintas comunidades y ayuntamientos como en Extremadura, o Andalucía donde IU formó coalición con el PSOE para gobernar en 2013 y “por imperativo legal” su representante Diego Valderas apoyó los recortes de presupuesto de la Junta de Andalucía con el PSOE. El PCE jugó un papel decisivo en la transición tras la muerte de Franco, apoyando a la monarquía y al régimen parlamentario a cambio de su legalización y participación en el régimen naciente.

El PCE volcó todo su peso político y sindical dentro del movimiento obrero para frenar y traicionar la ola de huelgas y movilizaciones que tenían en jaque al posfranquismo impulsando el acuerdo con los aparatos sindicales en los Pactos de la Moncloa de 1978. El desarrollo de esta línea bajo el parlamentarismo, heredero del régimen de Franco, fue minando la base obrera y popular que construyó el PCE durante la dictadura a expensas de la lucha en el seno del sindicalismo vertical con las Comisiones Obreras.

Antes de lanzar su alianza electoral Yolanda y la izquierda institucional tropezaron con la dura realidad en las elecciones de Andalucía del 19 de junio con una flagrante derrota. Las mentiras y el lamentable espectáculo de peleas por puestos y dinero en la campaña electoral de la izquierda con candidatos desconocidos y sin carisma con el único objetivo de seguir prestando apoyo al PSOE, dejaba claro, por si faltaba algo, que esa izquierda no representa la lucha y los reclamos de los trabajadores, sino lo contrario. En estas elecciones Yolanda y el PCE tuvieron un anticipo del nuevo experimento. La afiliación del PCE de Andalucía que representa la mitad de la de todo el estado, ha perdido, por vez primera, toda su representación en el Parlamento Andaluz. https://independenciaobrera.org/el-triunfo-del-pp-en-andalucia-espejo-del-descredito-del-gobierno-psoe-up/

Un congreso de choques y fracturas

Un día después del lanzamiento de SUMAR se realizó el congreso del PCE, que es el núcleo político de la coalición de gobierno y ahora de SUMAR, como resultado de la virtual desaparición de Podemos, una fuerza política en desbandada. A diferencia de los anteriores este congreso se blindó contra la presencia de la prensa y no convocó delegaciones del exterior. En la medida que terminó en medio de insultos, acusaciones de “pucherazo” y hasta agresiones físicas, con la retirada de la UJCE (la agrupación de las juventudes) y numerosas delegaciones autonómicas, es de suponer que el blindaje era para limitar los “daños colaterales”. El congreso ha vuelto a imponer como secretario general a Enrique Santiago, es decir la línea oficialista, fuertemente contestada en muchas regiones. Las futuras movilizaciones obreras se van a llevar por delante a esa dirección.

Fue llamativo que Yolanda Díaz, que fue mencionada varias veces por Enrique Santiago en su discurso, no apareció por el congreso y Alberto Garzón lo hizo fugazmente… ¡Se trata de los dos ministros del PCE en el gobierno de coalición! El XXI Congreso deja a la luz, a pesar del blindaje que trató de armar la cúpula dirigente, la crisis dentro del PCE, una crisis que lejos de cerrarse se profundizará. El PCE hace tiempo dejó de representar los intereses de los trabajadores y al igual que su socio Podemos afronta una crisis terminal y ninguna de las fracciones en pugna representa una salida ni podrían hacerlo. El PCE al igual que Podemos buscan su supervivencia a expensas del aparato estatal de la burguesía medrando en el parlamentarismo burgués heredero del régimen de Franco, parlamentarismo al que están indisolublemente vinculados. Esta colaboración es parte del ADN de ambas formaciones.

PCE, camino de la extinción

Al PCE le aguarda el destino de sus organizaciones hermanas como en Italia, Francia u otros países: la desaparición no sin antes rendir sus últimos esfuerzos para apuntalar al capitalismo. Ninguna presión o fracción logró cambiar ese rumbo. Luego de la caída de la URRS los partidos comunistas del mundo se quedaron sin la referencia del estado soviético como eje central de su política, habida cuenta que el régimen de la burocracia estalinista que se apropio de la revolución obrera disolvió la lll Internacional en 1943. Desde la caída de la URSS los distintos PC del mundo pasaron a ser agencias de las burguesías nacionales. Perdieron su anclaje al estado obrero degenerado y se vieron en la encrucijada de parasitar los regímenes de las burguesías de sus propios países de las que son tributarias.

Hoy vemos que el Partido Comunista de Rusia apoya a Putin mientras que el PCE apoya a la OTAN, así ocurre también en otros países. La guerra de Ucrania es otro de los factores que han acelerado la crisis en el PCE que en otra época levantaba las banderas contra la OTAN. Hoy no sólo apoya a la OTAN, sino que forma parte del gobierno que entra a la guerra y aumenta el presupuesto militar del país al 2% del PIB mientras recorta en gastos sociales, prepara un pacto de rentas contra los trabajadores y descarga un inflación que ya se ha comido una tajada de los ingresos de pensionistas y trabajadores en activo.

El PCE junto con el PSOE fueron, y lo son aún en cierta medida, las direcciones políticas de la clase obrera en España. Fueron partidos de masas que, a pesar de su desprestigio creciente por su papel desde la revolución y la guerra civil, pasando por la Transición, la clase obrera no ha logrado superar creando su propio partido independiente de los intereses de la burguesía y la burocracia. Principalmente porque la derrota de la revolución española, con la eliminación física de toda una generación de trabajadores, militantes y dirigentes, cortó el proceso político de balance y superación de sus direcciones traidoras, “de aquellos lodos estos barros”.

Los trabajadores necesitamos construir un partido que luche por los intereses de la clase obrera y por su propio gobierno, un gobierno obrero y por el socialismo.

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