Por la unidad internacional de los trabajadores para acabar con la guerra imperialista y el imperialismo
El día internacional de los trabajadores encuentra a la clase obrera y a los oprimidos frente a una nueva guerra imperialista de alcance mundial.
En esta guerra. las organizaciones obreras tradicionales y la inmensa mayoría de la izquierda internacional se ha aliado a la OTAN, unos en “defensa de la democracia”, otros en apoyo a la resistencia a la invasión de Ucrania por parte del ejército de Putin y al intento de Rusia de ocupar en forma permanente una parte considerable de su territorio. Esta lucha nacional, sin embargo, se encuentra subordinada a un conflicto mayor, de dimensiones mundiales, que la sobrepasa, y ella misma es rehén de las grandes potencias imperialistas.
Las circunstancias que han desatado esta guerra no deben desviar la atención de sus razones fundamentales. Se trata de una explosión a cielo abierto de las contradicciones y los antagonismos del capitalismo financiero internacional. Desde la disolución de la Unión Soviética, la humanidad ha asistido a una cadena de guerras imperialistas – contra la Federación Yugoslava, Afganistán, Irak, Iran, Siria, Libia, los territorios ocupados de Palestina, numerosos países de África, e incluso golpes de Estado, como en Turquía, orquestados por el imperialismo norteamericano. Esas guerras han provocado tragedias humanitarias sin precedentes, desde los genocidios del hitlerismo y el ataque nuclear de Estados Unidos contra Japón. El imperialismo mundial ha apoyado guerras nacionales en la Federación Rusa, como ha ocurrido en el norte del Cáucaso (Chechenia, Dagestan, Ingusetia), como una tentativa de disgregación y colonización del espacio estratégico (territorial, económico) que dejó abierta la restauración capitalista en la ex URSS. El régimen de Putin masacró sin miramientos todas esas rebeliones populares. La disolución de la Unión Soviética abrió una nueva etapa de guerras mundiales.
Esta guerra entre el imperialismo mundial propiamente dicho (EEUU, Japón, la Unión Europea – ella misma un régimen de estados imperialistas y estados oprimidos), y el imperialismo que intenta crear o poner en pie la oligarquía y la burocracia de Rusia, sobre las ruinas del estado de la Unión Soviética, es una guerra contra la clase obrera de todo el mundo. En primer lugar, contra la clase obrera de Ucrania y de Rusia, que en 1917, juntas, dieron lugar a la primera revolución obrera victoriosa de la historia. Objetivamente, es una guerra contra los trabajadores de todo el mundo, llamados a apoyar y entregar sus vidas en defensa de los intereses de sus propios explotadores.
La guerra ha empeorado las condiciones de vida de todos los pueblos, ya desplomados por la crisis capitalista internacional, los planes de ajuste y una pandemia que enriqueció como nunca al capital financiero, por medio de subsidios billonarios de los estados. Este 1° de Mayo, sin embargo, no se levantarán tribunas para llamar a los obreros de todos los países para poner fin a esta guerra mundial, por medio de la movilización de masas, o sea manifestaciones y huelgas; para un llamado a la unidad de obreros de Ucrania y Rusia contra Putin y la OTAN, así como una convocatoria mundial a la lucha por el derrocamiento de los gobiernos capitalistas, y su reemplazo por Repúblicas de Trabajadores, independientes y socialistas.
A ningún trabajador se le escapa que esta guerra imperialista amenaza en derivar en una guerra nuclear. Putin como el Pentágono se jactan de poseer arsenales de bombas atómicas ‘tácticas’, que están dispuestos a utilizar en los campos de batalla. Es un armamento con un poder superior a las bombas tiradas sobre Japón. Biden ha comprometido 33 mil millones de dólares en provisión de armas de todo tipo a Ucrania, para llevar la guerra a territorio ruso. En una difundida declaración, planteó valerse de la guerra para cambiar el régimen político de Rusia. Las gobiernos de los países de la OTAN que se encuentran en la frontera con Rusia, son conscientes de que esto lleva la guerra a sus territorios.
El gasto adicional que Biden ha pedido al Congreso norteamericano supera a la totalidad del gasto militar de Rusia. Pero ese dinero viene del cobro de las deudas externas y las utilidades y dividendos que Estados Unidos recauda en el mundo entero. O sea que la guerra refuerza el sometimiento de las naciones periféricas al imperialismo y aumenta los niveles ya intolerables de pobreza. Estas naciones no sufren solamente la presión del FMI, sufren la presión de la OTAN – pagar el tributo al imperialismo es una condición de la guerra.
Las burocracias sindicales de todo el mundo apoyan esta guerra imperialista porque se encuentran integradas al estado. Algunas de ellas fingen que se trata de una guerra “local”, para que la clase obrera no se involucre en una lucha internacional contra ella. Un número abrumador del progresismo y de la izquierda parlamentarista apoya a la OTAN en nombre de la “democracia” o incluso del derecho a la autodeterminación nacional. Ninguna nación oprimida ha ganado ese derecho por medio de una victoria militar del imperialismo. Desde hace más de una década, Ucrania se encuentra esclavizada por el FMI, el recurso a la exportación del alquiler de vientres por el pueblo expresa esa postración. Ucrania no conquistará su independencia efectiva por medio de la OTAN.
Los trabajadores de todo el mundo, sin embargo, están luchando realmente contra la guerra imperialista. Lo hacen cuando declaran huelgas y manifestaciones por salarios y trabajo; cuando ocupan fábricas o cortan vías del ferrocarril; cuando acampan o hacen Marchas Federales, como el movimiento piquetero en Argentina. Una ola de rebeliones populares recorre el mundo – en especial en Estados Unidos, donde el ascenso de huelgas y conquistas alcanzan niveles no vistos en décadas. Estas luchas, incluso en medio de una guerra mundial, socavan la capacidad de acción del imperialismo; son un medio de distanciamiento del imperialismo. Por eso los estados que libran la guerra y aquellos que los secundan se encuentran en crisis políticas insuperables. El imperialismo necesita una victoria militar, política, económica para recuperar autoridad; los trabajadores necesitan, objetivamente, derrotarlo para avanzar en su lucha reivindicativa y emancipatoria.
Para otra fracción de las burocracias obreras, la del estalinismo residual, la guerra ha sido el pretexto para un apoyo al campo putiniano, en nombre de la “lucha contra el imperialismo” o de la defensa de la unidad nacional de Rusia. Pero la oligarquía rusa no libra, de ningún modo, una guerra anti-imperialista ni por derechos nacionales históricamente progresistas. Sólo pretende alcanzar un espacio propio dentro del campo imperialista mundial, y en especial en la Unión Europea. Es, por lo tanto, una guerra reaccionaria y también imperialista, en nombre de la cual se está abriendo un abismo de sangre entre la clase obrera rusa y la ucraniana.
El ‘pacifismo’ no se ha hecho presente en esta guerra; apoya sin condiciones al imperialismo. Esto se ve especialmente en Alemania, donde el pacifismo, que cuenta con muchos seguidores e impulsa la guerra, se encuentra en el gobierno. Para poner fin a la guerra hay que acabar con el imperialismo, y para ello es necesaria una lucha independiente de los trabajadores, que se transforme en revolucionaria. La promoción del ‘pacifismo’ entre explotadores y explotados, es reaccionaria.
El estallido de la guerra, después de la crisis humanitaria provocada por el Covid, describe la descomposición histórica del capital y el camino a la barbarie. El empobrecimiento masivo, la drogadicción masiva, la destrucción de la naturaleza y la guerra son evidencias de la barbarie. La humanidad enfrenta el desafío de la sobrevivencia.
Con ese horizonte por delante, hacemos de este Primero de Mayo una jornada de lucha y preparación política de la nueva oleada de rebeliones populares- las grandes huelgas y manifestaciones en Grecia, España, Colombia, Estados Unidos, Australia, Sri Lanka, Irak, Túnez o Perú y Argentina y Chile.
La consigna de este Primero de Mayor, Día Internacional de los Trabajadores es: unámonos para derrotar la guerra imperialista por medio de la lucha de clases y la revolución socialista